Comentario
Parece evidente que el establecimiento de colonias, apoikía, como formación de nuevas ciudades con territorio, es un fenómeno relacionado profundamente con las transformaciones generales del inicio del arcaísmo que afectan a la explotación de la tierra. Sin embargo, ello no quiere decir que sea conveniente adoptar una actitud monolítica en el tradicional debate acerca del carácter dominante del fenómeno de la colonización, como impulsado por factores comerciales o por factores agrarios. En realidad, se trata de un fenómeno polivalente que recoge la multiplicidad y variedad de la realidad histórica de su época.
En efecto, al mismo tiempo que a los factores expuestos anteriormente, tocantes a la agricultura y a las formas de poder aristocráticas, es preciso referirse igualmente al nuevo desarrollo de los cambios y de los viajes que tuvo lugar en los momentos finales de la edad oscura como uno de los factores básicos para el impulso inicial en el terreno económico tanto como en el cultural del arcaísmo.
El desarrollo del período llamado orientalizante, fenómeno económico y cultural, viene a ser el síntoma de unos contactos con Oriente que revelan asimismo las potencialidades desarrolladas en las ciudades griegas en ese período de transición. Los contactos con los fenicios, la presencia griega en la costa de Siria y las referencias de la épica homérica y los poemas hesiódicos indican el desarrollo de una creciente actividad en el mundo de los intercambios coherente con las transformaciones sociales coetáneas. Sólo el desarrollo de riquezas alternativas permite diversificar la actividad de los aristócratas, para que puedan acceder otros sectores sociales a diferentes formas de poder político, cuando los controles reales pueden establecerse a otra escala y repercutir en la aparición de nuevas formas de dependencia relacionadas con los cambios. Las formas de explotación agrícola y el desarrollo de los cambios evolucionan paralelamente en una mutua interferencia dentro de un proceso global en que se inscribe el mundo de las colonizaciones.
Ambos factores no son, desde luego, sucesivos en el tiempo, aunque en cada caso pueda haber precedencias temporales claras. Así, no hay constancia de que en las costas del Levante mediterráneo la presencia de los griegos, procedentes mayoritariamente de Eubea, haya dejado de estar representada nunca por asentamientos de tipo empórico, bases más o menos estables desde las que se practican los intercambios. Por el contrario, a partir de la presencia de los griegos de la misma procedencia en la isla de Pitecusas, desde aproximadamente el año 775, los viajeros se asentaron en una colonia en Cumas, hacia el 750, con los rasgos de una polis que serviría de punto de partida de una larga empresa colonial. Desde entonces, emporio y apoikía serán protagonistas de historias paralelas donde no es fácil distinguir en cada caso el carácter dominante, porque, en definitiva, vienen a ser manifestaciones de un mismo desarrollo económico.